El diagnóstico del ACV consiste en una serie de pruebas que ayudan a planificar su tratamiento. Gracias a estas pruebas, descartamos otras posibles causas de los síntomas padecidos (tumores o reacciones a medicamentos), así como también determinamos el tipo de ACV sufrido y las áreas cerebrales afectadas.
Entre las pruebas que el médico realiza encontramos:
- Examen físico: evaluación de los síntomas, antecedentes personales y familiares, control de constantes vitales, problemas de visión, movimientos, reflejos...
- Análisis de sangre: determina la rapidez de coagulación de la sangre, el nivel de azúcar y otras sustancias químicas. Se pueden realizar diferentes pruebas, como por ejemplo un conteo sanguíneo completo, electrolitos séricos, pruebas de coagulación, pruebas de tiroides, glucosa en sangre, pruebas de colesterol...
- Tomografía computarizada (TC): a través de rayos X se crean imágenes detalladas del cerebro. Gracias a estas imágenes podemos observar si hay algún sangrado, un tumor, alguna otra patología...
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Hemorragia subaracnoidea difusa |
- Resonancia magnética (RM): un campo magnético altera el funcionamiento de las células del cerebro, y esto lo detecta una computadora, que crea imágenes detalladas del cerebro. La RM detecta el tejido cerebral dañado, revelando la presencia, ubicación y tamaño de un aneurisma o malformación arterial que pueden desencadenar un ACV.
- Angiografía cerebral: a través de un catéter introducido generalmente por la ingle y conducido hasta la carótida, obtenemos imágenes detalladas de los vasos sanguíneos del cerebro y del cuello, buscando zonas obstruidas o con hemorragias.
- Ecocardiograma: determina si el ACV fue causado por un coágulo procedente del corazón.
- Electroencefalograma (EEG): registra la actividad eléctrica del cerebro (determina si hay convulsiones)
- Ultrsonografía Doppler: estudia el flujo de sangre en las arterias carótidas para determinar si hay un estrechamiento en ellas.
- Ecografía carotídea: obtienen imágenes detalladas del interior de las carótidas del cuello y determina si hay acumulación de grasa.
- Estudio de potenciales evocados: mide la capacidad del cerebro para procesar y reaccionar a estímulos sensoriales, determinando así zonas anómalas.
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Angiografía cerebral |
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Ultrasonografía Doppler |
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