El tratamiento de la Pericarditis se fijará en función de la causa y de la gravedad de la enfermedad, siendo posible que los casos más leves no necesiten un tratamiento estricto.
De manera habitual, se recetan fármacos para conseguir reducir la inflamación junto con la hinchazón que se asocian a esta patología. Podemos destacar:
- Analgésicos. Tanto los que podemos conseguir sin receta (ibuprofeno, aspirina...), como los dependientes de receta médica pueden ayudar a disminuir la hinchazón así como los dolores que se asocian a la Pericarditis.
- Colquicina, cuya función es reducir la duración de los síntomas además de disminuir el riesgo de que esta patología vuelva a aparecer. Sin embargo, es importante destacar que no se recomienda utilizar este medicamento con ciertos problemas de salud preexistentes.
- Corticoesteroides, en caso de que el paciente no responda ni a los analgésico ni a la conquicina, o si presenta síntomas recurrentes, con gran probabilidad el médico recetará esteroides (como el caso de la prednisona, por ejemplo).
En caso de taponamiento cardíaco (una de las posibles complicaciones de la Pericarditis), es posible que el paciente requiera de hospitalización y se pueden llevarse a cabo alguno de los siguientes procedimientos:
- Pericardiocentesis, este procedimiento consiste en quitar y drenar el exceso de líquido de la cavidad pericárdica utilizando una aguja estéril o un catéter. Se realizará con anestesia local.
- Pericardiectomía. En casos de pericarditis constrictiva, mediante este procedimiento, se extraerá todo el pericardio que se haya vuelto rígido y dificulte el bombeo del corazón.
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