El diagnóstico requiere la presencia de fiebre de cinco o
más días de evolución y, al menos, cuatro de los cinco criterios clínicos
siguientes, excluyendo otras enfermedades con clínica similar:
- Cambios en los dedos de las manos y de lo pies (se pueden hinchan, cambiar de color y/o pelarse)
- Inyección conjuntival bilateral
- Cambios en labios y mucosa oral: labios fisurados, lengua aframbuesada e hiperemia faríngea.
- Adenopatía cervical (>1,5cm de diámetro)
Sin embargo, si se sospecha la presencia de la enfermedad de
Kawasaki, el médico probablemente pida pruebas para controlar la función
cardíaca (un ecocardiograma), y es posible que le pida un análisis de sangre y
de orina para descartar otras afecciones, como la escarlatina, el sarampión, la
fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, la artritis reumatoide juvenil y las
reacciones alérgicas a fármacos.
Si los aneurismas persisten una vez resuelto el cuadro
febril, puede ser necesaria la realización de electrocardiogramas,
ecocardiogramas, ergometrías e incluso cateterismos cardiacos para evaluar su
evolución.
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